Su timbre claro y brillante supo llevar la melodía en un perfecto italiano, traducido oportunamente al español en una pantalla gigante. Por eso, se llevaba la ovación a cada aria, confundida entre su amor por Radamés y la lealtad hacia su patria.
Su timbre claro y brillante supo llevar la melodía en un perfecto italiano, traducido oportunamente al español en una pantalla gigante. Por eso, se llevaba la ovación a cada aria, confundida entre su amor por Radamés y la lealtad hacia su patria.Foto: EL SIGLO DE TORREÓN 23 de septiembre de 2006
publicada el 25 de septiembre de 2006